En un mundillo keto ideal, todos gozaríamos de unas vidas perennemente maravillosas, rodeados de aliados que nos tientan solo con huevos duros, jamón del bueno y caldo de pollo, por lo que renunciar enteramente al dulce y el alcohol sería facilísimo pero, en el mundo real, las cosas no son tan sencillas.
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MUY recomendados
(y perdona que haya incluido los míos, ¡es que no me he podido resistir!)